El debate

Ya que a ningún gobierno medianamente sensato se le ocurrirá acabar con las campañas electorales y sustituirlas por quince jornadas de reflexión sobre los cuatro años anteriores, en los que los candidatos hayan debatido en el parlamento (que es a lo que se presentan y por lo que se les paga) y no en un plató de televisión, con un guión escrito y una serie de gestos estudiados, nos toca tragarnos las mismas y, este año, con sus correspondientes debates. Debates solamente entre las dos estrellas del momento, claro. Al resto que les den por culo, que no representan a nadie y ya los llamarán cuando hagan falta. Es lo que tiene la política espectáculo, que el programa y las ideas son lo de menos.

Para no quemarme mucho más, me quedo con la viñeta de Forges, hoy, en El País:

Forges, El País - 25/2/2008

Pero, aunque muchas veces lo parezcamos, no somos gilipollas.